Cuando vino Hernán Darío Gómez para dirigir a la Selección Nacional, poco faltó para se le pusiera en un altar. Personalmente lo vi como alguien que nos podía ayudar, pero el desencanto llegó pronto, porque en la primera entrevista que le realicé para una radio me dijo que, para llegar a la Selección, lo primero que tenía que hacer cualquier jugador era pertenecer a Comunicaciones o Municipal.
Le rebatí ese concepto, pero él lo mantuvo e, igual que casi siempre, el equipo azul y blanco no fue más que un combinado de cremas y rojos.
Yo creo, al contrario del Bolillo, que todos los jugadores nacidos aquí son elegibles, pero el primer filtro deben ser sus clubes, en los que tienen que ganarse la titularidad. Por eso me parece correcto que Walter Claverí haya convocado en estas semanas a futbolistas de más de quince equipos, pero no comparto que entre ellos haya muchos que no juegan habitualmente, porque eso significa que no tienen la calidad suficiente, sin contar con que están fuera de ritmo.
Entiendo que no hay mucho donde escoger, pero si no juegan domingo a domingo en sus equipos, no se les puede premiar llevándolos a la Selección Nacional, se llamen como se llamen.
Este articulo también fue publicado en la sección de Deportes de Nuestro Diario el jueves 6 de septiembre.