Terminó la Copa del Mundo y hay muchas cosas que quedaron para la reflexión y el análisis.
Lo primero que se debe señalar es la estupenda organización, la que junto a las maravillosas instalaciones sirvió de marco espectacular a todos y cada uno de los 64 partidos.
Por nuestra cercanía con Estados Unidos y nuestra cultura “occidental” no es mucho lo que conocemos de la Federación Rusa, pero el mundial nos dejó ver algo de lo que es el país más extenso del planeta, con sus bellezas naturales y las sorprendentes construcciones y monumentos de las distintas épocas de su extensa historia.
Durante Rusia 2018 hubo mucha seguridad, no se registró ningún atentado y tampoco incidente alguno que empañara el evento, con la excepción de la invasión de cancha durante la Final, gozando los aficionados y los turistas de un ambiente propicio para disfrutar el futbol, al tiempo de conocer por dentro a una de las potencias del mundo.
En el plano futbolístico serán los técnicos los que tendrán que hacer el análisis de los sistemas empleados por las distintas selecciones, desde los tradicionales 4-3-3 ó 4-4-2, hasta las líneas de tres o de cinco, los 4-2-3-1 ó el “falso nueve”, etcétera, pero -más allá de eso- la forma de jugar de cada quien, contrastando los toques intrascendentes de los españoles con el futbol frontal de Francia ó Bélgica, el juego elaborado de los croatas y brasileños ó la explosividad de los rusos, para mencionar algunos estilos mostrados por las treinta y dos selecciones.
A nivel global el desencanto fue mayúsculo con Alemania, a quien mató el exceso de confianza por estar en un grupo “fácil”, la ineficacia de Brasil, cuyo jogo bonito no se transformó en goles, el ocaso del Tiki-Taka español, el estruendoso fracaso de Messi y sus amigos, la confirmación de que Portugal no tiene un equipo sólido para competir; pero a la par de ello también quedó la grata sensación de selecciones que aparecían en segunda línea pero saltaron al estrellato, encabezadas por Francia y Croacia, pero seguidas muy de cerca por Bélgica e Inglaterra, con esta última dando apenas una pequeña demostración de lo que en breve podrán hacer dados los éxitos que vienen cosechando en las categorías juveniles.
A nivel de Concacaf el fracaso fue grande, con México viendo frustrado su sueño del quinto partido y conformándose con haber derrotado al que era campeón defensor, aunque poco después quedó demostrado que casi cualquiera podía derrotar a la Alemania que llegó a Rusia 2018.
Costa Rica no pudo repetir el éxito de hace cuatro años y, aunque tuvo personalidad, quedó relegada a puestos secundarios, mientras Panamá cumplió con todos los pronósticos y terminó en el último lugar de la Copa del Mundo.
A pesar de eso, estoy convencido que muchos de nosotros nos quedaríamos con esos fracasos a cambio de ir a un Mundial, algo que por ahora vemos como una utopía, sin que se muestre en el horizonte algo que transforme nuestro futbol y nos haga pensar que contaremos con una posibilidad real en las eliminatorias rumbo a Qatar 2022.
Hoy es el día después de la Final, hoy es el día en el que Francia recibió a sus héroes y celebra su segundo título mundial, y también debe ser el primer día en el que todos los Chapines nos pongamos del mismo lado para intentar llevar a Guatemala a su primera Copa del Mundo.
Foto: AFP