No deja de asombrarnos la capacidad que tienen los dirigentes de la Fedefut para violar todas las normas y acuerdos con tal de asegurarse el control del futbol nacional, sin importarles que sus disposiciones tienen a Guatemala al borde de la expulsión de la FIFA.
¿O es eso lo que quieren? Porque si Guatemala queda fuera de la entidad rectora del futbol mundial, ellos podrían imponer aquí las normas que se les de la gana y perpetuarse en el poder, ya que el desarrollo de los futbolistas y la competencia internacional no han sido ni serán prioridad para los que hoy detentan los cargos directivos, cuyo único objetivo es el beneficio personal.
El viernes pasado se realizó una asamblea que, en teoría, serviría para poner en vigencia los estatutos que ya habían sido aprobados el 25 de julio de 2017 y posteriormente fueron desechados.
El Comité Ejecutivo convocó con el plazo mínimo para que los delegados pudieran acreditarse, lo que obligó a una gestión de la Liga Nacional para que se permitiera la participación de los equipos que no están alineados, los que ya no tenían tiempo para cumplir con el requisito.
Por si eso fuera poco, ninguno de los asambleístas conocía el texto que se iba a aprobar, pero alguien tuvo acceso al documento y en pleno desarrollo de la asamblea comunicó a uno de los delegados que el estatuto del 25 de julio había sido manoseado, cercenándose varias disposiciones y agregándose una simple “o” en un artículo, letra que era suficiente para que se pudiera eludir la presentación del finiquito de la Contraloría de Cuentas para ser candidato a cualquier cargo del Comité Ejecutivo de la Federación.
Al verse descubierto, el dizque presidente Jorge Mario Véliz presentó argumentos falaces y fue allí donde fallaron los delegados no comprometidos con el grupo que maneja la Federación, porque debieron plantarse e incluso pudieron haber presentado la moción de votar para aprobar el estatuto del 25 de julio sin cambios o con cambios, para que quedara constancia de quiénes respaldaban la burda maniobra y quiénes no.
Pero para no ser considerados los malos de la película todos votaron a favor, convirtiéndose en cómplices de los que pretendieron burlarse de los propios asambleístas, del Congreso de la República, del Presidente Jimmy Morales y, sobre todo, de los futbolistas y la afición.
Jorge Mario Véliz tuvo que huir de los medios al verse acorralado por las preguntas de los periodistas independientes, no del grupo de faferos que lo respaldan, y quizá pensó que la tormenta había pasado, ya que nunca pensó que los Diputados tomarían nota de lo sucedido y lo citarían al Congreso para que explique las razones por las que se atrevió a manosear el estatuto que cuenta con el respaldo de FIFA, para lo cual los legisladores aprobaron dos veces enmiendas a la Ley para el desarrollo de la cultura física y del deporte, con la finalidad de que no hubiera choque entre los dos instrumentos legales.
Ahora Jorge Mario Véliz y su Comité Ejecutivo están contra la pared y expuestos a que se les inicie hasta un proceso penal por no acatar las disposiciones legales vigentes, por lo que, tratando de salvarse, ha convocado a una nueva asamblea para el miércoles, en la que aprobarán el estatuto original sin quitarle ni una coma, tal y como quiere FIFA, ya que cualquier mejora que haya que hacerle se hará con posterioridad.
Pero, paralelo a ello, el que no está muy contento es Gerardo Paiz, que ve cómo las acciones de sus títeres le están cerrando las puertas para convertirse en presidente de la Fedefut, por lo que no sería nada raro que en los próximos días se produzca un rompimiento que podría ser el principio del fin de este triste capítulo de la historia del futbol nacional.