Srinagar, India, 12 Abr 2020 (AFP) – Aaron Katebe y sus compañeros africanos han hecho del Real Cachemira FC un equipo a tener en cuenta en la liga india de fútbol, pero ahora se encuentran en pleno parón por la pandemia del coronavirus y bloqueados en una de las regiones más militarizadas del mundo.
La Cachemira india, una región de mayoría musulmana en disputa con Pakistán y en la que Nueva Delhi debe hacer frente a una larga insurrección separatista, las restricciones eran ya habituales por motivos de seguridad.
A todo ello se suman ahora las reglas drásticas que se han dictado para frenar la propagación del COVID-19.
«Es la primera vez que me enfrento a una situación así», admite Aaron Katebe, defensa de 28 años.
«Estoy en contacto con mi esposa y con mis padres. Aquí la red de internet es débil, es difícil comunicarse con ellos, pero logro hablar con ellos por teléfono», afirma este internacional zambiano.
Para intentar olvidar la situación y pasar el tiempo, Katebe, igual que los otros nueve jugadores extranjeros del club, pasa parte de su tiempo en la sala de musculación del hotel en el que residen. También dedica horas al día a los videojuegos.
«No tengo miedo, creo en Dios. Tengo confianza en que todo irá bien», asegura este jugador, acompañado de otros jugadores africanos del equipo, el nigeriano Loveday Okechukwu y los marfileños Armand Bazie y Gnohere Krizo.
– Fuera del mundo conectado –
Su entrenador, el escocés David Robertson, también forma parte del grupo de integrantes del club que viven en el hotel, en su caso junto a su esposa y su hijo Mason.
«Esperamos poder encontrar un vuelo para Penjab la próxima semana. Cruzamos los dedos y deseamos poder llegar a Aberdeen sanos y salvos», explica el técnico sobre su deseo de regresar a Escocia lo antes posible.
El entrenador, que dirige al Real Cachemira desde 2017, tiene además una motivación extra para volver lo antes posible a su país: su madre está enferma de cáncer.
«Estoy en contacto permanente con mi madre y con mi padre, pero el internet no es muy bueno aquí. Llamar por Facetime o hacer videollamadas es muy difícil, así que tenemos que concentrarnos en simples llamadas de voz. Es frustrante», lamenta este exinternacional escocés.
La Cachemira india es un lugar excluido del mundo ‘conectado’ desde principios de agosto.
Esa restricción es una de las medidas duras decididas por el gobierno de India para evitar cualquier levantamiento contra la revocación forzosa del estatus de autonomía de esta región reclamada por Pakistán.
«Ha sido difícil con los cortes de internet y de electricidad. Pero me he acostumbrado a ello y nuestra temporada iba bien», recuerda Robertson, que logró que el equipo fuera tercero en la temporada 2018-2019.
– «Ni hablamos de fútbol» –
En su segunda temporada en la élite, el Real Cachemira iba cuarto en la I-League cuando la temporada tuvo que ser interrumpida después de dieciséis partidos debido a la pandemia del coronavirus.
El título ha sido destinado al Mohun Bagan, un club de Calcuta, pero el fútbol se ha convertido en algo secundario para los extranjeros del Real Cachemira, que se sienten casi como náufragos en una isla.
«Somos diez en este hotel y ni hablamos de fútbol. Esto muestra que, aunque el fútbol es lo más importante en mi vida, una situación así es difícil», admite Robertson.
Los jugadores extranjeros y el cuerpo técnico recibieron el apoyo de uno de los copropietarios del club, Sandeep Chattoo, que decidió alojarse en el mismo hotel.
«No podía dejarles así. Quedándome a su lado les he ayudado y nuestros esfuerzos han permitido al menos que los ciudadanos británicos pueden probablemente irse la próxima semana», explica el dirigente.
«Desgraciadamente, los jugadores africanos van a tener que quedarse más tiempo, pero están seguros y con todas las comodidades aquí», afirma Sandeep Chattoo.