La semana pasada hubo festejo por la modificación que hizo el Organismo Legislativo a la Ley del Deporte, enmienda que sigo pensando no era necesaria, pero con ella o sin ella el problema de fondo del futbol nacional persiste, ya que está capturado por un grupo que no va a querer soltar el hueso y será necesario que FIFA los saque a sombrerazos para que pueda llegar gente capaz y proba a dirigir los destinos de la Federación.
Mientras eso pasa en Guatemala, el mundo entero ha seguido en estos días los amistosos entre selecciones, lo que nos da cierta envidia, porque nosotros no podemos participar en nada.
También nos da envidia que Carlos Batres (foto) esté haciendo un trabajo sensacional con el arbitraje de Costa Rica, mientras aquí estamos cada vez peor, no solo por la incapacidad de la mayoría de colegiados, sino porque muchos de ellos también son prepotentes, lo que crispa los nervios de los jugadores.
Y si de prepotencia hablamos no podemos obviar a los técnicos que no reconocen su responsabilidad y siempre le endosan a los jugadores las culpas de las derrotas.
Aprovechemos la Semana Santa para meditar, porque después habrá que trabajar mucho para cambiar esta calamidad.