Lisboa, 21 Ago 2020 (AFP) – ¿En qué pueden coincidir modelos económicos tan diferentes en principio como los de París Saint-Germain y Bayern Múnich, los clubes rivales el domingo en la final de la Liga de Campeones? Respuesta: Catar, propietario del club parisino y patrocinador del campeón alemán a través de la aerolínea Qatar Airways.
En el resto, la comparación es difícil. El PSG cambió completamente cuando en 2011 llegaron sus propietarios cataríes, haciendo que el club pasara de una discreta segunda línea, incluso dentro del fútbol francés, a acumular títulos y pelear por lo máximo, todo ello a golpe de talonario.
El Bayern, por contra, tiene un modelo más tradicional, apoyándose principalmente en recursos propios como los derechos de televisión, la venta de productos y los patrocinadores.
Ese modelo del gigante bávaro se debe en parte a Uli Hoeness, exfutbolista y empresario (sector de la charcutería) que aplicó al fútbol los sacrosantos principios de las pequeñas y medianas empresas alemanas de la posguerra: no endeudarse y tener ahorros, algo que ha sido vital para el Bayern durante la crisis del COVID-19.
La idea de confiar los mandos de un club a un inversor extranjero procedentes de Rusia, China o un país árabe se considera en Alemania casi una herejía. Y Hoeness no ha ocultado cómo de mal ve esa tendencia en varios grandes del ‘Viejo Continente’.
Dos frases célebres resumían su estrategia: «Cuando los demás van al banco es para pedir prestado. Nosotros vamos a la ventanilla de ingresos» y «No tenemos mecenas, solo colaboradores».
En la página web del club bávaro se pueden ver esos «colaboradores», clasificados en cuatro categorías: principales, platino, oro y oficiales.
Qatar Airways, la aerolínea del pequeño emirato, pertenece a la segunda categoría, la «platino». Por su contribución, estimada en 10 millones de euros (11,76 millones de dólares) por año por la prensa alemana, tiene derecho a una inscripción en la manga de la camiseeta.
Reemplazó en 2018 a la compañía aérea nacional Lufthansa, que no estaba dispuesta a superar la cantidad propuesta por su competidora del Golfo.
Las relaciones del Bayern con Catar no terminan ahí: el equipo viaja cada año desde 2011 a una concentración de entrenamiento durante el parón del invierno europeo. Pasa una semana en el emirato.
Esa nueva tradición ha provocado reacciones de todo tipo en Alemania. Políticos y activistas de distintas organizaciones critican regularmente al Bayern por hacer promoción de un país que consideran no respetuoso con los Derechos Humanos.
– Las Tres ‘A’ –
Pero Catar, por ahora, es el dueño del PSG pero en el caso del Bayern es un patrocinador secundario. Los auténticos «colaboradores» principales son todos alemanes.
Telekom (operador alemán de telefonía) es el patrocinador de la camiseta hasta 2022. Pero los pilares del sistema son ‘Las Tres A’, las de Audi (constructor automovilístico), Adidas (marca de productos deportivos) y Allianz (aseguradora). Cada uno tiene un 8,33% de las acciones.
El otro 75% está celosamente en poder de la ‘casa madre’, la asociación fundadora del Bayern (FC Bayern München e.V.), que cuenta con 293.000 miembros, que pueden sentirse en cierta forma, «propietarios» del club.
«El dinero no marca goles», dijo en 2017 Karl-Heinz Rummenigge, el patrón del Bayern, sobre las inversiones de Catar en París.
El duelo del domingo en la final de Champions, entre dos de los clubes más ricos del mundo, tiene por lo tanto un alto valor simbólico.
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