París, 5 Mayo 2020 (AFP) – En pleno parón, el Stade de France ve su temporada, con sus grandes reuniones y eventos, amenazada por la pandemia del COVID-19. En el escenario más optimista, su cifra de negocio de 2020 se verá amputada en varios millones de euros. Si la crisis perdura, será una caída hacia lo desconocido.
Hubo que hacer una cruz sobre dos amistosos de la selección francesa de fútbol, en marzo y en junio. Las finales de la Copa de la Liga y de la Copa de Francia de fútbol podrían disputarse a puerta cerrada, igual que la del Top 14 de rugby. Comprometido también está el concierto de Lady Gaga, previsto el 24 de julio, pero incompatible con la prohibición de reuniones de más de 5.000 personas.
Sobre un total de veinte a treinta eventos por año, es un duro golpe para el recinto de Saint-Denis, templo de los Bleus campeones del mundo en 1998, ubicado desde hace más de dos décadas entre dos autopistas y un canal del Sena, al norte de París.
Centro de seminarios de empresas, comercios, alquiler de oficinas, visitas, todo está parado desde el 16 de marzo, fecha en la que el 75% del centenar de asalariados del consorcio del Stade de France, filial de ‘Vinci et Bouygues’, que explota el recinto, propiedad del Estado, se encuentra en desempleo parcial.
«Tal vez logremos reanudar la actividad de aquí a final de año, o tal vez no. En los dos casos, hablamos de varios millones de euros (de pérdida de cifra de negocios). En el segundo caso, el impacto será un número de dos cifras», de un total anual de unos 60 millones de euros, explica a la AFP Alexandra Boutelier, directora general del consorcio.
Y si la prohibición de grandes reuniones perdura durante el año 2021, «entraremos en tierra desconocida», previene.
– Juegos de 2024 –
Por ahora, el consorcio asegura haber propuesto al Estado poner el estadio a disposición en el marco de la crisis sanitaria, cuando Maracaná, en Rio de Janeiro, fue transformado en hospital de campaña, o el Santiago Bernabéu, el campo del Real Madrid, sirvió para guardar material médico.
Cuando la situación vuelva a la normalidad, habrá que hacer cuentas, pero a más largo plazo, el futuro del Stade de France se centra en dos grandes eventos, la Copa del Mundo de rugby de 2023 y los Juegos Olímpicos de París-2024.
De aquí a entonces, los trabajos de renovación de iluminación, de los restaurantes y de la tribuna de prensa, sobre todo, están programados, por un costo de 50 millones de euros (valor de 2016), tomados a su cargo por el Estado y la región parisina.
Más lejos, se perfila la espinosa cuestión del modelo económico del recinto, la concesión por la cual el Estado confió al consorcio la construcción y explotación del estadio hasta 2025.
Ese modelo fue criticado como costoso por las finanzas públicas. Además, las relaciones han sido tensas mucho tiempo entre las federaciones de fútbol (FFF) y de rugby (FFR) y el consorcio, alrededor del reparto de los ingresos de los partidos.
Para muchos actores, el modelo ideal vería a las federaciones integrar la futura entidad que explotaría el estadio para interesarlos más en su funcionamiento, y pasar del rango de «cliente» al de «socio», como lo explica a la AFP el senador Eric Jeansannetas, autor de un informe sobre este tema en 2019.
– Renovación a la vista –
Pero la negociación se juega también cuando el estadio deberá ser profundamente renovado después de 2025, con inversiones cifradas en 200 millones euros, en el informe Jeansannetas.
Para Alexandra Boutelier, la crisis debe «convencernos de cooperar, de colaborar, de reconciliar nuestras obligaciones, más que oponerlas».
De aquí a entonces, ¿el consorcio se plantea pedir al Estado indemnizar una parte de sus pérdidas de explotación debidas a la crisis sanitaria? Demasiado pronto para responder, dejan entrever en el consorcio.
Pero «si nos vemos impedidos de funcionar durante 18 meses, hará falta que todos el mundo se siente alrededor de una mesa, ya que nadie había imaginado este escenario», explica su directora general.