Hace algunas semanas me sorprendió que el director técnico de un equipo de la Primera División de España declarara que los árbitros les habían informado que en la presente temporada no iban a pitar los “penaltitos”.
Esto sonó algo así como que si no hay sangre no se pita, aunque hay excepciones, como la sufrida por el Espanyol en su visita al Camp Nou el pasado sábado.
En ese contexto, si la norma general es no pitar los penaltitos, tampoco se marcan las faltitas, y eso fue lo que hizo el árbitro de Real Sociedad vs Valencia el domingo (foto), lo que exacerbó a los jugadores e hizo que el colegiado perdiera el control, viéndose en los minutos finales un concierto de patadas que derivó en ocho tarjetas amarillas y una roja en los últimos quince minutos.
Algunos árbitros guatemaltecos, especialmente los internacionales, se han subido a esa ola de dar fluidez a los partidos dejando de marcar muchas faltas. Yo soy partidario que el partido no se detenga por cosas leves, pero el colegiado tiene que tener mucho criterio, porque hay faltas que deben sancionarse aunque no sean violentas, siendo esa la única forma de mantener un equilibrio y evitar que los partidos se les vayan de las manos.
Este artículo también fue publicado en la sección de Deportes de Nuestro Diario el jueves 25 de noviembre.
Foto: Twitter @RealSociedad