Hace unos días se conmemoró un aniversario más de la clasificación a la Copa del Mundo categoría Sub-20.
El pasado seis de abril se cumplieron 9 años desde que Guatemala logró avanzar al Mundial Sub-20 de Colombia 2011, recuerdo que sigue intacto en todos los chapines que aún recuerdan como se le ganó 2-1 a Estados Unidos con el gol de Henry López.
Sin duda el recuerdo es bonito, pero es de los pocos buenos que se puede tener en los últimos años, teniendo en cuenta que nuestros logros futbolísticos son pocos.
Esta clasificación mundialista nos causó mucha ilusión, más porque se esperaba que esta camada de jugadores se consolidara y pudiera lograr lo mismo, pero con la selección mayor, algo que nunca sucedió.
Pocos jugadores de esta generación lograron destacar, actualmente el único que juega en el extranjero es Marvin Ceballos, que está en la Liga de Ascenso de México, mientras elementos como Elías Enoc Vásquez, Sixto Betancourt, José Del Águila, entre otros, probaron suerte fuera de nuestras fronteras, pero no tuvieron éxito.
Caso aparte es el de José Castillo y Henry López, quienes no tuvieron suficientes oportunidades y no vieron el futbol como algo que los pudiera sacar adelante, por lo que prefirieron retirarse jóvenes para buscar otra alternativa para vivir.
Lo que pasó con esta camada es una gran muestra que seguimos estancados con los procesos, porque esto ha sucedido a lo largo de la historia, donde futbolistas con un futuro prometedor terminaron pasando con más pena que gloria en sus respectivos equipos y esto repercute en la Selección Nacional, que solamente nos causa espejismos con pequeños destellos en partidos intrascendentes y luego se falla en los momentos justos.
Fotografía: Fedefut
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