En estos días la atención está centrada en el retorno a la actividad de la Selección Nacional y su doble partido contra Cuba.
Los caribeños se preparan para el juego contra las islas Turcas y Caicos, primero de los cuatro que deben jugar en la eliminatoria de la Liga de Naciones. Nosotros jugamos porque siempre es bueno jugar, pero los compromisos oficiales serán hasta dentro de un año, cuando haya pasado la Copa de Oro 2019 y comiencen los partidos de la Liga C de la Liga de Naciones de Concacaf, en la que nos tendremos que medir cara a cara contra Dominica, las islas Caimán y quizá hasta con el combinado de Tangamandapio.
A eso nos condenaron los 34 títeres que provocaron la suspensión de Guatemala, pero lo peor es que ellos siguen siendo parte del futbol, conservando todos sus derechos y manteniéndose agrupados, todo con el beneplácito de la Comisión de Regularización, que lejos de ponerles un hasta aquí y expulsarlos de una vez por todas, ha dejado pasar el tiempo y les sigue dando su bendición para que continúen tejiendo su telaraña en las Asociaciones y Ligas.
Qué bueno que juegue la Selección; lástima que estos duelos serán completamente intrascendentes.
Este artículo también fue publicado en la sección de Deportes de Nuestro Diario el miércoles 15 de agosto.