Casi todos los actores del futbol enfocan su presión en el Congreso de la República, como si los diputados fueran los culpables de lo que nos está pasando.
Se muestran carteles y se convoca a manifestaciones con la clara intención de dejar mal a los congresistas si no se dignan aprobar ¡y de urgencia nacional! una nueva modificación a la Ley del Deporte, la cual -en teoría- abriría la puerta para que se vuelva a dar luz verde a un estatuto que la asamblea del futbol ya aprobó y luego desechó.
Debemos ser claros y recordar que ninguno de los 158 diputados integró la asamblea en la que los 34 títeres de Gerardo Paiz entraron en desacato a las ordenanzas de FIFA y, por tanto, no podemos responsabilizarlos de la suspensión internacional que sufre el futbol de Guatemala desde octubre de 2016, sin olvidar que el Congreso ya aprobó una enmienda a la Ley del Deporte, la cual recibió dictámen favorable de la Corte de Constitucionalidad y cuyo texto debaja claro que si había discrepancia entre la legislación nacional y la internacional, prevalecería esta última.
La finalidad de la Iniciativa de Ley 5421 es simplemente evitar una desbandada de Federaciones de la CDAG, ya que limita al Futbol la potestad de regirse por los lineamientos de la Federación Internacional a la cual pertenece, en este caso la FIFA, hecho que quizá más de alguno pueda considerar inconstitucional por no dar el mismo derecho a todas las Federaciones.
Todos sabemos que los culpables del problema son quienes hoy dirigen la Fedefut, ya que fueron ellos los que provocaron todo esto con la única finalidad de apoderarse de la entidad, algo que ya consiguieron, y ahora no tienen la más mínima intención de salir de allí, por lo que esperan que otros arreglen el problema que ellos causaron para luego atrincherarse y eternizarse en sus cargos.
Por los futbolistas me encantaría que la suspensión se levantara, pero me agradaría más que, finalizado todo el proceso que permita la habilitación del futbol de Guatemala en las competencias internacionales, la Comisión que enviará FIFA en su momento haga la convocatoria a nuevas elecciones y no permita que elijan ni sean electos ninguno de los 34 títeres y, por supuesto, tampoco el presidente honorario de la Federación, ya que ese debe ser el primer paso para sanear la entidad.
Entre tanto, no nos queda más que esperar a ver qué ocurre en el Congreso de la República, en el que la Iniciativa 5421 necesita 105 votos para ser aprobada en una sola lectura, ya que en caso contrario tendría que cumplir el trámite ordinario, el cual puede durar varios meses.
Es importante tener presente que en la agenda legislativa seguramente hay cosas que son mucho más importantes que el futbol, lo que no garantiza que la enmienda a la Ley del Deporte vaya a contar con prioridad en la sesión de este martes, pero si no se logra la discusión y aprobación de la 5421, los villanos no serán los diputados, sino los títeres que nos metieron en este problema.