Zúrich, Suiza, 14 Ago 2020 (AFP) – Período de turbulencias a la vista para Gianni Infantino: la vuelta a la actividad del presidente de la FIFA se presenta revuelta con la continuación del proceso penal que le apunta, el congreso virtual de la FIFA y el proceso Nasser Al Khelaifi/Valcke en Suiza.
Electo en febrero de 2016 con un programa de reformas y a la salida de una crisis de corrupción sin precedentes, aquél que prometió una FIFA «nueva» se ve acorralado por la justicia.
Desde el 30 de julio Infantino está bajo un proceso penal en Suiza, al considerar el fiscal federal extraordinario que hay «elementos constitutivos de un comportamiento punible por un encuentro entre el fiscal general Michael Lauber, el presidente de la FIFA y el primer fiscal de Haut-Valois», Rinaldo Arnold, amigo de la infancia de Infantino.
Las posibles infracciones esbozadas en el dosier son «incitación al abuso de autoridad», «violación del secreto de función» y «obstaculización de la acción penal».
Mientras el proceso penal podría acelerarse, con una probable convocatoria de Infantino por el fiscal Keller, la justicia interna de la FIFA está bajo presión.
En septiembre de 2015, la Comisión de Ética abrió una investigación en contra de Sepp Blatter, en ese momento presidente de la FIFA, y Michel Platini, por un sospechoso pago del primero al segundo, solo unos días después de la apertura de un proceso penal al suizo. Los dos dirigentes fueron suspendidos provisionalmente 90 días, antes de una suspensión definitiva de varios años.
La Comisión de Ética «debería abrir enseguida una investigación y comunicarla como hicieron contra mí», dijo Blatter a la AFP.
Pero esta comisión «no es independiente», denuncia el expresidente de la FIFA, para quien Infantino, que se cree «intocable», tiene además «cerrados con llave los órganos de control y es muy preocupante».
– Infantino a la ofensiva –
A la ofensiva, Infantino lo repite incansablemente: «No hay ningún elemento tangible ni base factual» que respalde este proceso penal.
Desde el 30 de julio, por boca de su secretario general adjunto Alasdair Bell, ya a su lado en la UEFA, y luego en una carta dirigida a las federaciones y a cada uno de los 36 miembros del Consejo, el italo-suizo prueba que para él «la mejor defensa es el ataque», analiza un buen conocedor de la institución.
Para otro familiarizado con la FIFA, «no hay estrategia. Es una reacción de nerviosismo, de impaciencia ante la lentitud de la justicia en los otros procesos».
Para el profesor de derecho penal suizo Mark Pieth, acusado en un reciente comunicado muy ofensivo de la FIFA, la federación internacional «está en estado de pánico».
– 70º congreso virtual –
Infantino, que afirmó el 2 de agosto que se mantendría en el cargo pese al proceso, mantiene desde entonces el diálogo con las federaciones, a través de reuniones virtuales que sustituyen las «cumbres anuales» y que están dedicadas especialmente a los métodos de reparto de las enormes ayudas de urgencia por el COVID.
También es una forma de preparar el próximo congreso, durante el cual es poco probable que tenga que explicar el proceso en curso. Previsto inicialmente en junio en Adís Abeba (Etiopía) pero pospuesto al 18 de septiembre por la crisis del coronavirus, el 70º congreso se llevará a cabo por videoconferencia.
Antes de eso, la federación con sede en Zúrich tendrá los ojos puestos en Bellinzona (Suiza), donde el francés Jérôme Valcke, ex mano derecha de Blatter y representante de la «antigua FIFA», debe ser juzgado a partir del 14 de septiembre por la corte penal federal por «gestión desleal agravada» y «corrupción pasiva» en el marco de la concesión a BeIN Media de los derechos de los Mundiales 2026 y 2030.
El catarí Nasser Al Khelaifi, presidente del París Saint-Germain y dirigente de BeIN, debe comparecer por «instigación a la gestión desleal» en este mismo caso.
Un acuerdo «amistoso» con la FIFA, anunciado a finales de enero, permitió que se abandonara la acusación de «corrupción activa y pasiva» en contra del catarí.