Roma, 14 Jul 2020 (AFP) – Una serie de partidos como titular, la impresión de una confianza y de una condición física reencontradas y después un gol excepcional contra el AC Milan: tras un inicio de su primera temporada italiana con dudas, el francés Adrien Rabiot comienza a instalarse en el seno del centro del campo de la Juventus.
El primer gol italiano del exjugador del PSG, hace una semana en San Siro, tardó en venir, pero valía la pena esperar.
Un duelo ganado frente al marfileño Franck Kessié, un pequeño túnel a Theo Hernandez, una carrera de 40 metros con la cabeza alta para dejar atrás a otros dos defensas milaneses y un disparo con la izquierda al ángulo de la portería, mostró técnica, potencia y clase, todas las promesas que han acompañado el inicio de la carrera de Rabiot, sin concretarse completamente.
Pero también hubo imágenes reveladoras en los segundos que siguieron a este gol de ensueño. El francés lo gritó con rabia, corriendo hacia el banquillo y finalmente fue estrujado por todos sus compañeros, señal de que su integración no va tan mal.
Ya que como siempre con el exjugador del París SG, la polémica está instalada y toma a menudo proporciones desmesuradas.
– En huelga –
El último episodio llegó al final del confinamiento. Cuando la mayoría de los jugadores extranjeros de la Juventus volvieron a Turín para participar en entrenamientos individuales facultativos, el francés eligió seguir en la Costa Azul francesa, donde trabajó en solitario.
Para el diario italiano La Stampa, el centrocampista se opone a la reducción de los salarios decidida para proteger las finanzas del club y se habría declarado «en huelga».
El jugador había después ironizado en las redes sociales y criticado a los medios de comunicación, atrayendo muchas críticas y el regreso de rumores del mercado enviándole lejos de Turín, por ejemplo a Liverpool al Everton.
No hubo huelga de su parte, pero la hipótesis de una partida no nació por azar. Tras llegar a Turín con la imagen de una buena operación, al firmar como agente libre, el francés decepcionó durante meses.
Su entrenador Maurizio Sarri lo defendió, recordando que había pasado seis meses sin jugar en el PSG y que había pagado un precio, físico primero, y después psicológico.
Antes de la interrupción de las competiciones frente al avance del coronavirus, Rabiot había comenzado a subir ligeramente en potencia, dejando detrás de él su traje de suplente de su compatriota Blaise Matuidi.
– El homenaje de Blanc –
Un partido horrible contra Lyon en Liga de Campeones mostró que su estatus seguía siendo frágil y, con la reanudación del fútbol en Italia, el exjugador del PSG estuvo en el banquillo en los dos partidos de la Copa de Italia de los ‘bianconeri’.
Pero después, Rabiot fue titular en cada partido. No ha brillado sistemáticamente, pero dio la impresión de un jugador más maduro, con mejores elecciones de juego, lejos de la larga silueta inmóvil y multiplicando los pases sin riesgo del inicio de temporada.
Y a fin de cuentas, se ha integrado bien en rotación turinesa, jugando tanto como Matuidi y más que el galés Aaron Ramsey, Sami Khedira, Federico Bernardeschi o Emre Can, que se marchó a principios de 2020 al Borussia Dortmund.
«Desde la reanudación, veo a un Rabiot que se parece mucho al que yo entrené. Toma más iniciativas, está más en el corazón del juego, pero puede hacerlo mejor», juzgó la semana pasada Laurent Blanc, exseleccionador francés, interrogado por el diario deportivo turinés Tuttosport.
Y para su exentrenador en el PSG, el mejor Rabiot está todavía por venir. «Tiene las cualidades para convertirse en uno de los mejores, un centrocampista que marca entre cinco y diez goles por año. Adrien no sabe todavía hasta qué punto es bueno», añadió Blanc.
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