Lausana, Suiza, 25 Jun 2020 (AFP) – La FIFA anunció este jueves que la candidatura conjunta de Australia y Nueva Zelanda ganó la votación ante Colombia y será la sede del Mundial femenino de fútbol de 2023, el primero en el que habrá 32 equipos en lugar de 24.
El dosier presentado por los dos países de Oceanía fue elegido ante el colombiano, último en liza tras las recientes retiradas de Brasil y Japón. Este séptimo Mundial femenino será disputado en julio y agosto de 2023 en siete ciudades australianas y cinco neozelandesas, con la final prevista en Sídney.
«Felicidades a la federaciones de Australia y Nueva Zelanda, vais a organizar el Mundial femenino de 2023», anunció la FIFA en su cuenta de Twitter.
«¡Lo hemos logrado! El Mundial viene a casa», reaccionó en Instagram Sam Kerr, jugadora del Chelsea y figura de la selección australiana.
Será la primera vez que un Mundial femenino se organiza en dos países a la vez, que además pertenecen a confederaciones distintas: Australia está adscrita a la Confederación Asiática de Fútbol (AFC) desde 2006 y Nueva Zelanda pertenece a la Confederación de Oceanía (OFC).
De los 35 miembros con derechos a voto, 22 optaron por Australia/Nueva Zelanda y 13 votos fueron para Colombia.
«Felicitaciones a Australia y Nueva Zelanda por su designación como sede de la Copa Mundial Femenina de la FIFA 2023. Competimos hasta el final y conseguimos 13 votos. Desde el Gobierno, con el Ministerio del Deporte, seguiremos promoviendo el fútbol femenino en nuestro país», escribió en Twitter el presidente de Colombia, Iván Duque.
Infantino señaló por su parte que «en el futuro la decisión (de la sede del Mundial femenino) deberá quizás ser del Congreso, como ocurre con el Mundial masculino».
La selección australiana, séptima en la clasificación de la FIFA, alcanzó tres veces los cuartos de final del torneo mundial, en 2007, 2011 y 2015. Nueva Zelanda ocupa un lugar más modesto en el ránking, el 23º.
Esta candidatura conjunta de Australia y Nueva Zelanda era la gran favorita. El informe de evaluación publicado el 10 de junio la situaba claramente en cabeza, con una nota media de 4,1 sobre 5, mientras que la de Colombia tenía un 2,8. Japón estaba todavía en liza entonces y tuvo una nota de 3,9 sobre 5.
La candidatura de Australia y Nueva Zelanda «propone toda una gama de opciones de calidad en términos de infraestructuras deportivas y generales. Parece también la más favorable desde un punto de vista comercial», justificaba la comisión evaluadora.
– Opciones lastradas –
El informe mostraba reservas sobre la candidatura de Colombia.
El primer punto oscuro, según ese texto, era que las infraestructuras «que responden a las exigencias mínimas necesitan inversiones» pero «existe un riesgo manifiesto de que las mejoras necesarias no sean aportadas».
Otra preocupación importante para la FIFA era la seguridad «aunque la amenaza terrorista ha tenido una bajada significativa existen dudas sobre el impacto potencial de la criminalidad» alrededor de los actores del evento. Esas reservas suscitaron críticas de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol).
Australia había sufrido una decepción importante en el proceso de atribución de sede para otro Mundial de la FIFA, el masculino de 2022. Fue en 2010, cuando Australia fue eliminada en la primera ronda de la votación y Catar fue elegido, con sospechas de corrupción en el proceso que persisten en el tiempo.
La última edición del Mundial femenino, en Francia en 2019, fue ganada por Estados Unidos, que se impuso 2-0 en la final a Holanda.
Las únicas cuatro naciones que han ganado el trofeo hasta ahora son Estados Unidos (4 títulos), Alemania (2), Noruega (1) y Japón (1).
Australia ha organizado ya grandes competiciones internacionales como los Juegos Olímpicos de Melbourne-1956 y Sídney-2000. También fue sede del primer Mundial de rugby, en 1987, de manera conjunta con Nueva Zelanda.
Acogió de nuevo el torneo mundial del rugby en 2003. Nueva Zelanda lo organizó por su parte en 2011.
Por otra parte, la FIFA también decidió este jueves desbloquear un fondo de ayuda de 1.500 millones de dólares (1.320 millones de euros) en forma de subvenciones y préstamos.