Berlín, 22 Mayo 2020 (AFP) – «No pierdo nunca. O gano o aprendo»: guiado por esa frase del fallecido líder sudafricano Nelson Mandela, el francés Benjamin Pavard ha logrado una adaptación al Bayern mejor de lo que muchos esperaban y se ha hecho con un puesto como titular en el plantel de estrellas del gigante bávaro.
El pasado agosto, cuando pasó del Stuttgart al equipo muniqués, un «experto del fútbol alemán» de una radio francesa había hecho un vaticinio que parecía preocupante para el jugador galo: «Sabemos que Pavard va a pasar su año en el banquillo».
La respuesta del jugador campeón mundial con los Bleus en 2018 ha sido sobre el césped, disputando hasta el momento 36 partidos íntegros de los 39 de su club esta temporada, con un balance de tres tantos y cinco asistencias. Únicamente el capitán y arquero Manuel Neuer y Joshua Kimmich han pasado más tiempo que él en el campo.
¿Se puede considerar una sorpresa? «Para la gente que me criticaba sí, para mí no», declaró recientemente al diario francés L’Équipe el exjugador del Lille, que tiene 24 años.
«Vine a uno de los clubes más grandes del mundo, si bien no para ser el mejor, sí para jugar. Me entrego cada día para eso. Me va bien», celebra.
Antes de recibir al Eintracht Fráncfort el sábado (16h30 GMT) en la 27ª jornada de la Bundesliga, que regresó el pasado fin de semana tras el parón por el nuevo coronavirus, el Bayern tiene cuatro puntos de ventaja sobre el segundo, el Borussia Dortmund.
– Difícil resaca de Rusia –
Los escépticos sobre el éxito de Pavard en el Bayern podrían argumentar que las lesiones graves del inicio de temporada de los dos centrales titulares, Niklas Süle y Lucas Hernández, no eran previsibles. Pero Pavard ha sabido aprovechar la oportunidad a la perfección, en gran medida por su polivalencia.
Defensa central de oficio, ha jugado en el eje pero también en las dos bandas, según las necesidades. Desde noviembre, el entrenador Hansi Flick le ha estabilizado como lateral derecho, como hizo también Didier Deschamps en la selección francesa.
«Algunas personas van a decir que no hay lateral derecho, que se ha puesto a Kimmich en el centro… Pero si yo no fuera bueno en ese puesto creo que habrían buscado una solución para dejarme en el banquillo», afirmó recientemente Pavard a la emisora RMC.
El domingo, su gol de cabeza en un saque de esquina contra el Unión de Berlín (victoria del Bayern 2 a 0) mostró que está en forma en la reanudación de la Bundesliga, tras más de dos meses sin competir por la crisis del COVID-19.
Esta temporada está despejando las dudas tras las que se generaron después del Mundial de Rusia-2018.
Pavard tuvo una temporada 2018-2019 difícil en el Stuttgart, que concluyó con un descenso del histórico club a la segunda división.
En sus espinilleras tiene escrita la frase del expresidente sudafricano y emblema anti-apartheid Nelson Mandela («No pierdo nunca. O gano o aprendo»), que utiliza como inspiración en los momentos malos.
«Esa cita me inspira. En cada partido, en cada entrenamiento y en muchas situaciones en la vida, me lo digo siempre: aprendes más de tus derrotas que de tus victorias», explicó en una entrevista en la web del Bayern, publicada al principio del confinamiento en marzo.
En ella también hablaba de su padre, su primer entrenador: «Me decía todo el tiempo que debía mejorar. Gracias a él tengo este espíritu de no estar nunca satisfecho. He sido educado así, pensar sobre ti mismo te hace más fuerte».