Desde el domingo pasado (3 de mayo) circuló un plan de reactivación de la mayor parte de las actividades en el territorio nacional, lo que fue confirmado el lunes, al anunciarse que en los próximos días los equipos de futbol podrán volver a entrenar y la competencia oficial podría reanudarse el sábado 23 del presente mes.
Sin duda que son buenas noticias, más aún cuando la planificación incluye hacer a todos los jugadores la prueba del coronavirus, lo que implica apartar a aquellos que den positivo, casos que me animo a pronosticar que serán muy pocos, si es que se detecta alguno, lo que tendrá que sumarse al cumplimiento estricto de todas las medidas necesarias para evitar contagios entre los jugadores, árbitros y personal técnico.
Con la luz verde a punto de encenderse, todos los clubes tienen que poner en marcha la planificación que ya habrán hecho para un cierre de torneo que será frenético y sin descanso. Personalmente soy opositor a esa vorágine futbolística, pero en esta ocasión no hay alternativa, por lo que la rotación de jugadores será obligada y la inclusión de juveniles también, porque de otra manera las lesiones serán abundantes.
Tampoco hay que descuidar lo económico, porque con los estadios cerrados y un escaso patrocinio, la Federación y las Ligas tendrán que apoyar a los clubes para que puedan solventar el pago a sus plantillas.
Fotografía: eluniverso.com
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