Shanghái, 18 Abr 2020 (AFP) – ¿Y si el primer campeón olímpico chino de la historia fuera el escocés Eric Liddell? Es lo que piensan muchos en Tianjin, lugar en el que nació y murió este exmisionero, que ganó los 400 metros de atletismo en París-1924.
Han pasado 75 años desde su muerte por un tumor cerebral, el 21 de febrero de 1945 en un campo de internamiento japonés. Tenía apenas 43 años.
Miembros de los «Tiger Wings», un grupo de aficionados del club de fútbol Tianjin Teda, le recuerdan y rinden homenaje. Han confeccionado para ello una pancarta con la imagen de Eric Liddell, cuyo éxito fue inmortalizado en la oscarizada película de 1981 «Chariots of Fire» («Carros de Fuego» o «Carrozas de Fuego», según los países), de Hugh Hudson.
Su objetivo es enviar esta pancarta, que representa a ‘su’ campeón con la medalla de oro olímpica colgada al cuello, a miembros de su familia.
«Eric era un gran hombre. No tenía la nacionalidad china, pero nosotros le consideramos como un ciudadano de Tianjin», afirma Sam Wang, de 25 años y cofundador de los Tiger Wings.
«Sacrificó su vida por China», añade sobre este hijo de misioneros, que nació en Tianjin en 1902 y que algunos consideran el primer campeón olímpico del gigante asiático, pese a que oficialmente no lo sea.
Wang subraya que la pancarta tiene también un valor simbólico más allá del personaje y que constituye una respuesta al creciente nacionalismo que se está produciendo entre los hinchas de algunos clubes de fútbol en China.
«Tianjin tiene una larga tradición de ciudad cosmopolita, compuesta por habitantes originarios de diversas partes del mundo y está en nuestra cultura absorber esa diversidad cultural», subraya Sam Wang. «Eric nació aquí, en Tianjin. No le olvidaremos», promete.
Tras haber nacido en esa ciudad china, Eric Liddell se fue con cinco años de edad a Inglaterra. Mientras se educaba allí se fue convirtiendo en el mejor atleta de su colegio.
– Dedicado al deporte chino –
En el inicio de los años 1920, su velocidad le valió un puñado de convocatorias con la selección de rugby de Escocia. Pero fue en otro deporte, el atletismo, donde alcanzó la gloria: en julio de 1924, en el estadio de Colombes (cerca de París), se proclamó campeón olímpico de los 400 metros.
La gestación de esa victoria, igual que la de otro atleta -el velocista Harold Abrahams, campeón de los 100 metros en esos Juegos Olímpicos-, se recoge en la película que ganó en 1982 el premio a Mejor Película en la 54ª edición de los premios Oscar y que ha dejado igualmente huella en la memoria colectiva por la música compuesta por Vangelis.
Eric Liddell regresó luego a China, a su ciudad natal, donde siguió los pasos de sus padres y fue misionero, pero también profesor de Deporte y de Química.
«Merece que nos acordemos de él. Estuvo entregado al deporte chino y sentó las bases del deporte moderno en China», estima por su parte el director del Museo de Deportes de Tianjin, Bai Guosheng.
Otra huella dejada por Liddell en Tianjin: el Minyuan Stadium, situado en el corazón histórico de esta ciudad de la costa noreste del país, que hoy alcanza los 15 millones de habitantes.
Ese estadio, construido en 1926 y que fue el del Tianjin Teda hasta el principio de los años 2000, se inspiró para su concepción en los dibujos de Lindell en 1925, que tomó por modelo el legendario Stamford Bridge del Chelsea.
«Nació en China, trabajó en China y murió en China», había declarado al diario The Times su hija Patricia con motivo de la inauguración en 2015 de una estatua en Tianjin con la imagen de Eric Liddell.
«El ‘Escocés Volador’ es el héroe olímpico del pueblo de Tianjin. No abandonó al pueblo de China cuando las cosas se complicaron», recordó.