París, 17 Abr 2020 (AFP) – Los ojeadores de fútbol, famosos por acumular kilómetros para asistir al máximo de partidos en su afán por encontrar a las grandes perlas del mañana, deben adaptar sus métodos en tiempos del confinamiento, apoyándose principalmente en vídeos y programas de datos.
«En este momento, soy un león en una jaula. Tengo la costumbre de hacer 100.000 kilómetros al año, veo unos 250 partidos al año, se pueden hacer una idea de cómo soy», señala a la AFP Laurent Calippe, un ‘cazatalentos’ independiente, que antes pasó por el Burdeos, el Montpellier o el Sunderland.
«Hoy no hay nada, es muy raro», añade.
Ligas profesionales, campeonatos aficionados, torneos internacionales, categorías inferiores… Prácticamente todo el fútbol mundial ha quedado suspendido por la pandemia de coronavirus.
En casa, confinamiento obliga, intentan continuar su trabajo de cara a la próxima temporada, en un contexto complicado para los clubes, bajo la presión económica que significa haber dejado de generar ingresos.
«Seguimos en contacto con los clubes. Este es un mundo en el que no te puedes permitir dejar de trabajar. Necesitamos estar activos», explica Calippe.
– Ampliar horizontes –
«Nos llamamos mucho (los miembros del equipo de reclutamiento) e intercambiamos impresiones. Tengo también reuniones con el presidente y el entrenador», señala Gerard Bonneau, director de fichajes del Servette de Ginebra, en Suiza.
Separados de su hábitat natural, los campos de juego, los reclutadores han desplazado sus miradas hacia las pantallas. Varios programas de análisis en línea les ofrecen herramientas en forma de vídeos y estadísticas para seguir rastreando el mercado.
«Trabajamos con programas como Wyscout, Scout7 o InStat. Todos los clubes funcionan así. Podemos trabajar desde casa. Paso cinco horas por día delante de los vídeos», explica Bonneau.
«Hemos hecho montajes con jóvenes montadores que están actualmente confinados para enseñárselos al entrenador», añadió este antiguo ojeador del Lyon.
Quedarse en casa permite también ampliar horizontes y ver partidos de campeonatos «sudamericanos, tunecinos, argelinos u otros africanos, que normalmente no tengo tiempo de ver porque estoy en la carretera», dice Calippe, que dice ver entre «dos y tres partidos» por día.
– Falta la impresión en vivo –
Pero los programas de análisis de datos no ofrecen la información completa. Falta algo esencial, la impresión del buen ojeador, capaz de ver lo que las cámaras no captan, además del comportamiento cotidiano de los jugadores o sus relaciones con los compañeros.
«Con las imágenes de vídeo, con respecto a un partido en directo en las gradas o al borde de la línea, no puedes seguir las actitudes de los jugadores, las reacciones, principalmente. Nada reemplaza la visión en vivo de los partidos, está claro», dice Michel Ogier, ojeador del Clermont Foot, de la segunda división francesa.
«Lo que echo de menos es no ir a los campos para saber sobre la personalidad de los jugadores. Me gusta verlos en la realidad», añade Bonneau.
«Es posible que (el vídeo) pueda aumentar el riesgo de error a la hora de fichar, pero he visto a casi todos (los que le interesan) en vivo», explica.
«¡Trabajamos todo el año! Afortunadamente habíamos trabajado antes, sino estaríamos en dificultades», dice Ogier, que había comenzado su labor de rastreo en agosto.
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