Me cuento entre los que vio como una sorpresa el triunfo ante Honduras, del que quiero resaltar algunas cosas: Amarini Villatoro depuró el combinado, saliendo de los indisciplinados, pero también de varios cuyo rendimiento era deplorable.
Destaco también la actitud y personalidad del equipo, lo grato que fue ver que casi siempre mantuvieron las líneas juntas, lo que hizo menos difícil la defensa, aunque no siempre se atacó con los suficientes elementos.
También fue importante que luego de muchos partidos volviéramos a tener un centro delantero. De no haberlo tenido, nadie hubiera ido por el balón que Robles estrelló en el poste, evidencia de la importancia del nueve. Agrego el buen trato del balón, el ataque por las bandas, especialmente la izquierda, y los circuitos de juego puestos en práctica.
En contraparte menciono el error de los muchos centros por elevación, aunque de uno de ellos nació el penal para el segundo gol, y las muchas patadas que se dieron, porque con otro árbitro y en un partido oficial, no nos hubiera ido bien.
Este triunfo devuelve la moral para las eliminatorias mundialistas y la Copa Oro, aunque todos sabemos que hay todavía mucho por mejorar.