Hace una semana comenté la incongruencia de gastarse varios cientos de miles de quetzales mensuales en los salarios de los distintos seleccionadores, porque son recursos que se pierden al construir y adornar el pent-house de un edificio que no tiene cimientos, por lo que sería mucho mejor invertir en la formación de jugadores.
Pero si de salarios de seis dígitos hablamos, también los hay en el Departamento de Arbitraje, justo en una época en la que proliferan las decisiones de los colegiados que, más que provocar polémica, desatan sospechas y ya no se pueden considerar simples errores humanos.
El problema se hace más grande cuando todos somos testigos de grandes equivocaciones de un árbitro en un partido, y en la jornada siguiente vuelve a aparecer como si nada hubiera ocurrido, lo que significa que alguien no está haciendo bien su trabajo de evaluación, o simplemente son cómplices de los desaciertos, algo que sería muy grave.
Por esa razón, esperaríamos que el Lic. José Luis Camargo y todo su equipo de colaboradores en el Departamento de Arbitraje abran bien los ojos e investiguen, sancionando al árbitro que incida en un resultado y expulsando al que se le compruebe que es corrupto.
Este artículo también fue publicado en la Sección de Deportes de Nuestro Diario el miércoles 1 de noviembre.