Al igual que muchos aficionados, debo confesar que tenía el sueño de que Guatemala avanzara a los Cuartos de Final de la Liga de Naciones y tuviera opción de disputar un boleto para la Copa América.
Sin embargo, la razón podía más que la ilusión, dando como resultado un sentimiento pesimista, sobre todo porque creo que depositamos demasiada confianza en futbolistas venidos de fuera que no marcaron gran diferencia en un combinado mediocre en todas sus líneas.
La lección debe servir para que desde el cuerpo técnico se analicen las capacidades de los jugadores de todos los equipos y que nadie parezca tener un puesto comprado en la Selección Nacional, porque el acomodamiento de varios también fue causa de este estruendoso fracaso, debido a que no existió una sana competencia por un sitio en la convocatoria y tampoco para el once titular.
La Copa Oro y la eliminatoria mundialista están a la vuelta de la esquina, por lo que confío en que en los próximos fogueos podamos comenzar a ver en el equipo azul y blanco a los mejores jugadores del momento, dinamitando la rosca que volvió a defraudar a quienes tuvieron fe en que esta vez las cosas serían diferentes, pero ahora saben que todo sigue igual.
Este artículo también fue publicado en la Sección de Deportes de Nuestro Diario el jueves 19 de octubre.
Comparto totalmente su opinión señor Muralles