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La Liga obligada a cambiar para no quebrar a más equipos

Luis Solares
Luis Solares
3 min de lectura

El formato de competencia debe cambiar sí o sí, más bajo las circunstancias actuales.

La Liga Nacional dejó en evidencia nuevamente que en el fútbol es sálvese quien pueda, al dejar que la Fedefut decidiera hacer lo que quisiera con la última temporada, al cancelar el Torneo Clausura, sin dar a un ganador, pero sí acordar descensos y ascensos.

Su Comité Ejecutivo hoy más que nunca está dividido y en aparente conflicto de interés con el Mandamás del fútbol.

Durante años la Liga ha trabajado con ley del mínimo esfuerzo, sin afanarse por unir a los equipos en un mismo objetivo: generar industria. Dejándolos que hagan lo poco que pueden hacer solos.

Dadas las circunstancias de la emergencia sanitaria, la Liga -ente pasivo- debe buscar apoyar a sus afiliados para buscar generar más ingresos, en aras de sanear las finanzas, para que puedan invertir en mejorar las condiciones para los futbolistas, lo que generará un mejor espectáculo.

Para nadie es un secreto, que la próxima temporada -cuando se pueda jugar- se verá mermada por la reducción de patrocinadores y, sin duda, la asistencia de aficionados, que en algunos casos representa en taquilla más del 50 por ciento del presupuesto.

La decisión de qué formato de competencia van a implementar debe priorizar la nueva realidad, centrándose en producir campeonatos que puedan costearse por sí solos y no terminen quebrando a más equipos.

Las fases finales se implementaron para que los equipos pudieran recaudar dinero en las taquillas, pero dado que no habrá público, sería una buena opción abolirla, para prolongar el interés de la competencia en las dos vueltas.

Con esto evitarían jugar un torneo accidentado, con partidos a mitad de semana, y tener margen de algunas fechas dadas la dinámica impredecible de la emergencia sanitaria.

No vayan a improvisar o arriesgarse en reinventar el agua azucarada. Por ejemplificar, pensar en la actualidad en un torneo de copa interligas, que hasta en su mejor momento dejó déficit, es hipotecar el futuro del fútbol profesional a altos intereses.

 

Este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la opinión de Guatefutbol.com.

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