Dortmund, Alemania, 16 Mayo 2020 (AFP) – Nicole Bartelt, de 44 años, es una habitual del estadio del Dortmund desde 2008, habiéndose perdido desde entonces sólo dos partidos, pero este sábado no podrá acudir a su asiento en la grada en el regreso de la Bundesliga, tras más de dos meses de suspensión por la pandemia del nuevo coronavirus.
El Borussia Dortmund recibe este sábado al Schalke 04 en el tradicional Derbi del Rhur, pero al igual que el resto de partidos, se disputará a puerta cerrada, sin público, lo que en Alemania se conoce como «partidos fantasmas».
«Más vale tener ‘partidos fantasmas’ para frenar la progresión de la epidemia que una catástrofe sanitaria», declaró a la AFP esta habitual del ‘Muro amarillo’ la famosa grada de animación del antiguo Westfalensation.
«Aunque detestemos al Schalke, una temporada sin el derbi no tendría el mismo sabor», añadió Bartelt, que vestida con una camiseta del BVB verá el partido por televisión con una pareja de amigos, respetando las reglas sanitarias que sólo autorizan las reuniones entre personas de dos hogares diferentes, con una distancia mínima de 1,5 metros entre cada persona.
De la misma manera, Marco Perz, de 45 años y habitual en el Signal Iduna Park desde 1987, se pondrá delante del televisor para ver, junto a sus amigos, el partido de su equipo.
«Es triste que los partidos se jueguen en estadios vacíos, pero es mejor que nada: cuanto más respetemos las reglas de sanidad, antes podremos volver a la normalidad», añade Perz, con una cerveza en la mano.
Hubiese sido «absurdo y peligroso» no haber permitido concluir la temporada, dice Perz, que viste una chaqueta decorada con una docena de logos del Dortmund.
«No necesariamente para los jugadores, que pueden permitirse comprarse un Lamborghini menos, pero para todos aquellos que dependen económicamente del fútbol: técnicos, jardineros, empleados de las tiendas. En un día de partido, algunas tiendas, incluidos los puestos de comida rápida, ingresan el equivalente a una semana normal».
– Sin el ambiente habitual en la ciudad –
El ambiente en esta ciudad industrial que habitualmente vive para el fútbol y que es asaltada por miles de aficionados en los días de partido, era muy diferente este sábado, sin los colores amarillo y negro del club que decoran habitualmente las calles cuando juega el Dortmund.
La policía de la ciudad llamó de nuevo este sábado a los aficionados a que disfruten del partido permaneciendo en sus casas, y unidades policiales se desplegaron por la ciudad, sobre todo en los alrededores de la estación de tren, para evitar concentraciones de hinchas en las afueras del estadio.
Sólo algunos ciclistas ocasionales y gente paseando se encontraban en las cercanías de los estadios, donde las taquillas permanecían con las persianas bajadas.
La única señal perceptible de actividad en el estadio, que albergó por primera vez en su historia un partido sin público, es la presencia de ‘stewards’ enmascarados y las patrullas policiales.
El miércoles, el alcalde de la ciudad Ullrich Sierau llamó a sus conciudadanos a no reunirse alrededor del estadio: «Tenemos que dejar nuestra portería a cero contra el coronavirus», dijo de manera expresiva.
La asociación que reagrupa a todas las peñas de animación del Dortmund anunció que no se reuniría, por lo que este sábado los únicos cánticos perceptibles desde el exterior era el de los pájaros.
Incluso los bares del centro de la ciudad no se han llenado. «Sólo podemos recibir a 50 personas, por las 500 habitualmente. De todas maneras, la gente no está forzosamente tranquila para reunirse en el contexto actual», explica Jörg Kemper, gerente del bar Wenkers, donde suelen reunirse los hinchas del Dortmund y que está decorado con decenas de camisetas del BVB.
«Habitualmente, para un partido así es la euforia, pero ahora nos contentaremos con poco», añade Kemper, que en un día de partido habitual gana lo mismo que el resto de la semana.