Da gusto cuando surgen equipos que animan los campeonatos, no solo por marcadores sorprendentes sino, sobre todo, por su buen futbol.
Este es el caso de Sanarate, un club que no tenía mucho presupuesto cuando logró el ascenso, por lo que conservó algunos jugadores que venían de la Primera División y se dio a la tarea de contratar a otros tantos que habían quedado a la deriva, varios de ellos veteranos.
Aunque al inicio logró algunos resultados fuera de pronóstico, también es cierto que con Héctor Julián Trujillo le faltó consistencia y poco a poco se convirtió en un equipo del montón. Con Horacio Cordero sucedió poco menos que un desastre y, cuando se dieron cuenta, el equipo estaba a seis puntos de la zona de descenso.
Fue muy acertado el relevo que hicieron, porque Pablo Centrone hizo una rápida reconfiguración, le dio una idea clara a los jugadores, los que creen en su técnico, y esto hizo que se uniera el buen futbol con los resultados, con lo que Sanarate dejó de participar y comenzó a competir, convirtiéndose en líder del torneo.
Falta mucho por recorrer, pero hoy los celestes deben estar orgullosos por lo que han hecho y, sobre todo, por lo que está por venir.
Este artículo también fue publicado en la sección de Deportes de Nuestro Diario el miércoles 14 de marzo.