El maltratado futbol de Guatemala recibió otro golpe con un nuevo caso de dopaje.
Desafortunadamente esto ya es una costumbre, por lo que en cada final de campeonato no nos preguntamos si habrá o no algún resultado analítico adverso, sino cuántos serán esta vez.
En el caso presente, John Méndez dio positivo por una sencilla razón: se le hizo una prueba. Pero cuántos futbolistas hay que jamás son evaluados, lo que les permite jugar sin que nadie se dé cuenta que de una u otra manera están haciendo trampa.
Eso lo sabemos todos, porque es insuficiente hacer pruebas en seis partidos por campeonato, abarcando solamente a cuatro equipos, cuando se debieran realizar en todos los encuentros.
Unos dicen que es muy caro y otros creen que nos quedaríamos sin jugadores. Yo pienso que, si se pueden gastar miles de dólares contratando decenas de paquetes, también pueden generarse los recursos para hacer pruebas frecuentes, y también creo que al principio habría una limpia, pero en poco tiempo los positivos serían raros, porque los jugadores se cuidarían para no ser castigados.
Hoy todos lamentamos lo de Méndez, pero también sabemos que nadie va a hacer nada para que esto cambie.
Este artículo también fue publicado en la sección de Deportes de Nuestro Diario el miércoles 31 de enero.