No me refiero al control de la Federación, en donde el plan es que tarde o tempano el patrón se siente en el trono, sino al objetivo que se trazaron los dirigentes cuando se instauraron los torneos cortos.
El modelo fue copiado de México, y aunque ha tenido variantes con seis u ocho clasificados, gol de visita o mejor posición, la idea era que, igual que en el vecino del norte, hubiera un campeón diferente cada seis meses, con lo que se pretendía despertar el interés de la afición y hacer crecer al futbol.
Por largos años esto no funcionó, porque el dominio siguió siendo de Comunicaciones y Municipal y terminamos aburriéndonos con tantas finales entre ellos, pero esto ha comenzado a cambiar por la fuerte inversión de algunos equipos departamentales, como Antigua. Cobán y Xelajú, y el arduo trabajo de clubes con menor presupuesto como Petapa y Guastatoya, lo que equilibró las fuerzas con los llamados grandes, que siguen gastando millones, pero han sido incapaces de seguir siendo dominantes.
La fase final del Apertura 2017 luce interesante y de difícil pronóstico. Ojalá veamos buenos partidos y se corone alguno de los que hicieron méritos durante todo el torneo.
Este artículo también fue publicado en la sección de Deportes de Nuestro Diario el miércoles 29 de noviembre.