Múnich, Alemania, 18 Ago 2020 (AFP) – Racional, calmado, lúcido, nunca una palabra más alta que otra. Hansi Flick, técnico de un Bayern de Múnich en camino de un triplete histórico Liga-Copa-Champions, genera un consenso sobre su personalidad como rara vez un entrenador antes que él.
Desde que asumió el cargo en noviembre, sus jugadores no escatiman en palabras de elogio. «Ha cambiado muchas cosas», confía el francés Corentin Tolisso, que será suplente en la semifinal del miércoles (19h00 GMT) en Lisboa contra el Lyon.
«Ha aportado un nuevo aspecto táctico y también su mentalidad, es lo que hace la diferencia hoy. Ha sabido resolver nuestros problemas desde que llegó. Es un buen entrenador que habla mucho con sus jugadores y que da mucha confianza», añadió el centrocampista galo.
Thomas Müller, quien a lo largo de su dilatada carrera en el club ha estado a las órdenes de nueve entrenadores, también se muestra seducido por Flick: «Nuestro juego no había estado tan bien organizado desde Pep Guardiola» (2013-2016), afirmó. «Hansi Flick siempre ha sido un tipo genial, siempre muy claro en lo que nos dice. Pero no esperaba que tuviera el paquete completo para ser entrenador del Bayern».
– A la sombra de ‘Jogi’ Löw –
Efectivamente, era una historia improbable. Cuando Niko Kovac fue despedido en noviembre, Flick era su asistente luego de solo tres meses y, a sus 54 años, nunca había sido primer entrenador de un equipo profesional.
Su experiencia al más alto nivel se limitaba a sus ocho años como asistente de Joachim Löw en la selección alemana, conquistando el Mundial-2014 de Brasil a la sombra del carismático ‘Jogi’.
Técnico en funciones, Flick no debía quedarse más que unos días, el tiempo necesario para que el Bayern encontrara un entrenador estrella para reemplazar a Kovac. El croata había perdido el hilo con el vestuario, el juego del equipo era previsible, sin alma ni ímpetu.
Pero tres victorias más tarde, el interino fue renovado por un mes. Y pronto para toda la temporada, y luego hasta 2023.
«Todos podemos estar contentos de haber elegido a Hansi Flick el pasado noviembre y de haberle dado confianza», dijo esta semana el presidente del club, Karl-Heinz Rummenigge. «Nos ha devuelto esta confianza multiplicada por cien. Ha devuelto valores importantes al equipo y al club».
Valores de trabajo, rigor y libertad en el juego, pero también y sobre todo, fuera del terreno de juego, tranquilidad y confianza mutuas. Flick no tardó en abandonar las queridas rotaciones de su antecesor para apoyarse en un equipo tipo, articulado alrededor de los jugadores importantes, a los que Kovac había desestabilizando con tantos cambios en las alineaciones.
A los futbolistas les gusta esta visión de la jerarquía, que da a cada uno una sensación de seguridad. Incluidos los suplentes, con los que Flick habla mucho y con sinceridad.
– «¡Llegar a lo más alto!» –
Unas semanas después de su coronación, la revista Kicker, la Biblia alemana del fútbol, resumía la opinión general: «En poco tiempo, el entrenador interino dio al Bayern lo que le hizo ser lo que es. Los bávaros vuelven a ser dominantes: el balón circula, han recuperado el control, los pases están dirigidos. El juego está más estructurado».
Con estas cualidades Flick ha ido pulverizando hasta el día de hoy a los rivales que se han interpuesto en su camino. A destacar el 7-1 infligido en dos partidos al Chelsea y sobre todo el humillante 8-2 contra el Barcelona en cuartos de final de la Liga de Campeones.
Ante el Lyon en semifinales, Hansi Flick el prudente avanza con el mismo respeto, pero también la misma confianza en su equipo que en las anteriores rondas: «El próximo partido empieza 0-0», advirtió. «Pero estamos concentrados en ese encuentro para conseguir nuestro objetivo: ¡llegar a lo más alto!».
Una victoria en la final daría al Bayern el segundo triplete Liga-Copa-Champions de su historia, tras el de 2013. El entrenador de aquella proeza se llamaba Jupp Heynckes. Hoy es una leyenda en Baviera.