La actual generación de aficionados al futbol recordará por siempre el año 2018, en el que un equipo departamental ganó los dos torneos y obtuvo un histórico bicampeonato.
El logro pertenece a dos temporadas distintas, pero a un mismo año calendario, y es la primera vez que un club no capitalino suma dos títulos consecutivos, hecho que es más relevante por haber tenido al frente a un entrenador nacional.
El de Guastatoya es un caso digno de análisis, porque solo ha participado en nueve torneos, ha llegado a cuatro finales y ha ganado dos, envidiable palmarés del que no pueden presumir muchos.
El éxito del Pecho Amarillo va de la mano de un eficiente trabajo de los directivos, el apoyo de los patrocinadores, la capacidad de un técnico que ha sabido elegir y guiar a los jugadores, y el compromiso de estos para hacer grande a un equipo que aún no cumple cinco años en la máxima categoría, por lo que todos merecen un reconocimiento.
Pero todo lo alcanzado por el conjunto oriental también trae responsabilidades, por lo que el Bicampeón no se puede dormir en sus laureles, ya que a la vuelta de la esquina está la Liga de Campeones de Concacaf, cuya exigencia será mayor.
Este artículo también fue publicado en la sección de Deportes de Nuestro Diario el miércoles 19 de diciembre.