Inmerso en múltiples problemas legales y económicos, ante la cancelación de la licencia de dos de sus jugadores el FC Barcelona acudió de manera cautelar ante un tribunal de orden común, el cual rechazó su solicitud, mismo resultado que tuvo su apelación.
Producto de ese revés ante la justicia, los catalanes fueron al Consejo Superior de Deportes, que viene siendo algo así como nuestra CDAG, con la gran diferencia de que ese ente no es autónomo y depende directamente del gobierno español. El CSD dio la razón a los culés, habilitando a los jugadores, lo que provocó que LaLiga recurriera ante otro tribunal para anular ese fallo.
¿A qué viene todo esto? Simple y sencillamente porque si en Guatemala alguien ligado al futbol, como jugador, entrenador, club, alguna liga o la Federación acuden en un litigio ante el Tribunal de Honor de la CDAG o ante un Tribunal de Justicia ordinario, inmediatamente la FIFA tomaría cartas en el asunto, suspendería a nuestro futbol de toda competencia internacional y, en el caso de personas individuales, las expulsaría de por vida.
Si ante FIFA todos somos iguales, ¿alguien puede explicar por qué algunos si pueden litigar fuera del futbol y otros no?
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Este artículo también fue publicado en la Sección de Deportes de Nuestro Diario el jueves 16 de enero.