Los Juegos Olímpicos de Paris los recordaremos siempre por las medallas conquistadas por Adriana Ruano, que nos dio nuestro primer oro, y Jean Pierre Brol con el bronce.
Este logro sin precedentes se dio a pesar de que, como los mismos atletas lo indicaron, reciben muy poco apoyo, algo que se extiende a todas las demás federaciones, en donde los recursos se gastan en cualquier cosa, menos en los deportistas.
Desafortunadamente Paris 2024 también pasará a la historia por ser la primera vez en la que los organizadores se quitan la careta y exhiben a todo el mundo el irrespeto a Dios, la ausencia de moral, de valores y de los principios que nos inculcaron desde niños aquí y en Francia.
Ahora vemos individuos que nacieron hombres compitiendo en las divisiones femeninas, con la lógica protesta, y en algunos casos el retiro de las mujeres que obviamente quedan en desventaja.
Por si fuera poco, alguien tuvo la brillante idea de que la competencia acuática del Triatlón se disputara en el Río Sena, otrora una maravilla natural, pero ahora más contaminado que el lado de Amatitlán, lo que provocó la necesidad de atención médica para aquellos atletas que tragaron heces fecales.
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Este artículo también fue publicado en la Sección de Deportes de Nuestro Diario el miércoles 7 de agosto.