Además de la incapacidad dirigencial, aunque los jerarcas reciban ahora premios por parte de aquellos que antes no los podían ver ni en pintura porque sabían y saben de la nula transparencia de sus actos, otro de los males que aqueja nuestro futbol es el aspecto técnico.
La mayoría de los equipos no pone atención en la formación de jugadores, no solo por sus carencias económicas, sino porque son cortoplacistas y no se dan cuenta que con un buen trabajo de fuerzas básicas hasta podrían obtener ganancias, pero prefieren apostar todo por el primer equipo, al que tampoco proveen de un entrenador que, con su capacidad y experiencia, marque diferencias.
Es por eso que, con raras excepciones, los nuevos jugadores que surgen es gracias a los minutos que por obligación deben cumplir los equipos, ya que de otra manera no tendrían oportunidad porque su nivel no da para la máxima categoría, aunque tampoco los mayores y extranjeros posean grandes virtudes que nos deslumbren en cada jornada.
Terminada la temporada 24-25 nuestra atención se centra en la ya muy próxima eliminatoria mundialista (foto), mientras en segundo plano los equipos siguen haciendo más de lo mismo para perpetuar nuestra mediocridad.
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Este artículo también fue publicado en la Sección de Deportes de Nuestro Diario el jueves 29 de mayo.