Casi sin darnos cuenta estamos iniciando una nueva aventura mundialista, siempre con la ilusión de mostrar un buen nivel y alcanzar el anhelado objetivo de que nuestra Selección diga presente en la máxima cita del futbol.
Esta vez, sin embargo, nos encontramos con aquellas cosas que no alcanzamos a comprender, como la decisión de FIFA de otorgar la sede del Mundial a tres países, como si la finalidad fuera quedar bien con todos, olvidando las dificultades logísticas que quedaron demostradas en 2002, a pesar de que la distancia entre Corea del Sur y Japón no es muy grande.
En 2026 no serán pocas las selecciones que tendrán que hacer viajes de miles de kilómetros por toda Norte América, sufriendo un desgaste absolutamente innecesario.
Para estar a tono con las tonterías, la segunda fase de la eliminatoria de Concacaf, que dio comienzo el miércoles (foto), tiene en el calendario dos partidos para cada uno de los treinta combinados en los próximos siete días y otros dos hasta dentro de un año, sistema diseñado por un genio del que nunca sabremos su identidad.
Sea como sea, Guatemala está obligada a clasificar para la tercera fase, que en tres cuadrangulares otorgará los boletos mundialistas.
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Este artículo también fue publicado en la Sección de Deportes de Nuestro Diario el miércoles 5 de junio.
