Cuando fue contratado Luis Fernando Tena, no sabía que tendría como trabajo agregado ser jardinero.
Cierto es que desde el primer día habló de los terrenos de juego, la deficiente infraestructura, lo dañino que es en todo sentido programar partidos a mediodía en zonas calurosas y algunas cosas más, pero creo que la Copa Oro le dio el impulso que hacía falta para ser más incisivo, sobre todo con las canchas.
La razón es muy sencilla: en Estados Unidos nuestros jugadores mostraron mejor sus condiciones técnicas, controlaron mejor el balón, lo jugaron a ras del césped y tuvieron mayor efectividad en los pases, todo gracias a los engramillados impecables en la mayoría de los estadios gringos.
A un mes de iniciar la Liga de Naciones solo se podrá retocar la cancha del estadio nacional, pero después la Federación y la CDAG deben traer a un experto para que haga un estudio de ubicación, altitud sobre el nivel del mar, temperatura media, tiempo de sol sobre la cancha, promedio de lluvias en la ciudad, etc., para que nos recomiende el tipo de grama más adecuado, la base y el drenaje óptimos, con lo que podremos tener una gramilla cinco estrellas para los compromisos de la Selección Nacional.
Este artículo también fue publicado en la Sección de Deportes de Nuestro Diario el miércoles 9 de agosto.