«Está mal, porque estoy solo, completamente solo y San José no me dice nada, no me contesta, no me ayuda, ni nada», señaló el volante de 23 años, quien llegó al país en enero para enrolarse en el club de la ciudad minera de Oruro, al sur de La Paz.
Nacido en Nantes, el 25 de octubre 1996, Benhamil-Casonova tenía la promesa de un contrato de un año. «Llegué para el partido de Copa Libertadores» del club en enero ante el paraguayo Guaraní, pero los dirigentes no lograron habilitarlo ante la Conmebol.
Relató que luego le prometieron habilitarlo para el torneo nacional, pero tampoco pudieron hacerlo y el libro de pases fue cerrado por la Federación Boliviana de Fútbol (FBF). En sus antecedentes, militó en el AS Furiani-Agliani, de la quinta división del fútbol francés.
«La situación está mal, pero es más importante ahora es la salud de mi familia», dijo el jugador, quien reveló que retornará este sábado a su país y luego irá a la ciudad donde residen sus padres, Bastia (en la isla de Córcega).
«Yo quiero estar con mi familia, es lógico», expresó.
De Bolivia salen este sábado en avión 138 franceses y otros 212 europeos, informó a la AFP el embajador de Francia en La Paz, Denis Gaillard, quien confirmó que en este grupo irá el futbolista.
Benhamil-Casanova pudo salir de Oruro antes de que comenzara una cuarentena hace dos semanas por la pandemia y se instaló en un hotel de La Paz, pero lamentó que los dirigentes de San José no asumieran estos gastos y tampoco los salarios mensuales comprometidos.
«¿El club San José le debe dinero?», le consultó la AFP y él respondió: «Obvio, no paga nada». Anteriormente había dicho que su representante estudiaba presentar una denuncia ante la FIFA contra la institución deportiva boliviana.
San José, que marcha en la séptima posición entre 14 clubes en el suspendido torneo doméstico, está sumido en una fuerte crisis financiera e institucional.