«El equipo propuso renunciar a los salarios si eso pudiera ayudar al club y a los empleados», explicó Max Eberl, sin dar ningún detalle sobre los montantes o sobre la duración de la renuncia, algo en todo caso inédito en el fútbol alemán desde el inicio de la crisis del coronavirus.
Merced a esta medida, el equipo, actualmente cuarto en la Bundesliga, podrá ahorrar un millón de euros, según la prensa local.
El Mönchengladbach había disputado el miércoles pasado el primer partido a puerta cerrada de la historia de la Bundesliga, en casa contra el Colonia (2-1), lo que provocó una cifra no ingresada cercana a los dos millones de euros.
«No hubo necesidad de explicar gran cosa a los jugadores», afirmó Eberl. «Los jugadores saben lo que pasa. Es su trabajo, se informaron ellos mismos y reflexionaron sobre la situación».
La dirección deportiva y el entrenador Marco Rose también se ofrecieron a renunciar a parte o a la totalidad de sus salarios, precisó Eberl.
Además de los jugadores, generosamente pagados, la Bundesliga (18 clubes de primera y 18 de segunda división) emplea a 56.000 personas.