Media hora antes del encuentro entre Gimnasia y Boca, por la última fecha de la Superliga de primera división, Maradona, que tuvo dos etapas clave en su etapa como jugador en el club xeneize (1981 y 1995/97), recibió un sencillo homenaje de parte de la dirigencia de Boca, con la que está profundamente enemistado.
Sin embargo, Maradona sí recibió el cálido aliento de los hinchas de Boca, que le dedicaron los mismos cánticos de su etapa de futbolista, ante lo cual el actual entrenador recorrió el campo de juego golpeándose el pecho a la altura del corazón.
El entrenador de Gimnasia y Esgrima recibió una plaqueta y una camiseta de manos de Miguel Brindisi y Hugo Perotti, dos de sus excompañeros de aquel equipo xeneize campeón en 1981, pero no estuvieron el presidente del club, Jorge Ameal, ni tampoco el vicepresidente Juan Román Riquelme, también distanciado de Maradona desde hace varios años.
Ovacionado desde los cuatro costados de la legendaria Bombonera, repleta con más de 50.000 hinchas, y a pesar de las serias dificultades que tiene para caminar por sus lesiones crónicas en las rodillas, Maradona se dirigió hacia el círculo central, donde se había desplegado una bandera con la leyenda «Bienvenido Diego».
Otro momento emotivo se vivió poco después, cuando Maradona se encontró en el terreno con Dalma, una de sus hijas, que llegó para saludarlo junto con su sobrino Benjamín, el hijo que su hermana Giannina tuvo con el futbolista de Manchester City Sergio ‘Kun’ Agüero, y no pudo ocultar las lágrimas de emoción.
Después, el astro argentino se abrazó con los arqueros de Boca Esteban Andrada y Marcos Díaz, que realizaban los ejercicios de preparación en el arco situado al pie de la tribuna popular de Boca, también recorrió la tribuna opuesta.
Maradona regresó a la cancha de Boca después de varios años, y concluyó su recorrido cerca de la tribuna, con un beso al pasto de la cancha en la que vivió muchos encuentros como jugador.